El reto de conjugar sostenibilidad, calidad y seguridad en la edificación

En estos momentos, nos hallamos ante retos mundiales que exigen que nuestros edificios sean sostenibles, se adapten a las nuevas fórmulas energéticas y sean seguros frente al fuego, cumpliendo así con la Agenda 2030, marcada desde Naciones Unidas y que pone en el centro del debate la sostenibilidad y descarbonización también de los edificios que habitamos y construimos.

Autor: Albert Grau, Director Área Protección Pasiva. TECNIFUEGO
Publicado:
23-03-2023

En este sentido, en 2020 en España existían 26 millones de viviendas (977 millones de m2 construidos y otros 679 millones de m2 construidos no residenciales), responsables del 33% de las emisiones de CO2 y del 30% del consumo energético. El reto y la obligación es reducir las emisiones en un 55% y el consumo energético un 40% para 2030, de momento.

Las megatendencias mundiales de la edificación tienen que ver con:

  1. El cambio climático: de hecho, el 30% de la demanda mundial de energía final y de las emisiones de CO2 provienen de los edificios.
  2. La salud y el bienestar: el 90% del tiempo las personas lo pasan en el interior de edificios.
  3. La escasez de recursos: el aumento de la población y la demanda creciente mundial de bienes de consumo e industriales genera escasez de materias primas finitas
  4. Sostenibilidad y circularidad: un tercio de los residuos globales los produce el sector de la construcción, consumiendo el 40% de los recursos globales anualmente.

Y en este sentido, los objetivos que plantea la Agenda 2030 para un desarrollo sostenible son “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer a las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Edificios verdes, los hogares del presente (ya no del futuro)

Partamos de una definición de sostenibilidad aceptada y no académica: proceso que mantiene un sistema en equilibrio durante su desarrollo continuo, y donde siempre hay margen para resolver errores y/o carencias.

Así un edificio sostenible implementará estructuras y funciones básicas esenciales a través de la gestión de riesgos globales. Se obtendrá mejoras en eficiencia energética, en el mantenimiento, en el uso de materiales innovadores, en el no agotamiento de recursos finitos, en el retorno rápido de la inversión, en el cumplimiento legislativo y en la satisfacción de estar contribuyendo a un plan global que beneficie a todos los interesados (promotor, propietario e inquilino) sin dejar de lado a la sociedad en general.

Llegados aquí, un edificio verde no puede obviar el equilibrio entre tres pilares estratégicos: sociales, medioambientales y económicos. El desequilibrio, o carencia de cualquiera de ellos, ya no es considerado como sostenibilidad, como bien cita incluso la EN TC350.

 

Los edificios deberán ser más eficientes en el uso de la energía y materiales, intensificando el uso de tecnologías ya conocidas, y/o fomentando el uso de nuevas tecnologías, pero siempre en el orden adecuado y analizando a fondo la convivencia de tecnologías y materiales desde la gestión de los riesgos.

Esto último se intensificará en los próximos años, y está empezando a ser motivo de preocupación sectorial. La seguridad contra incendios en edificios debe enfocar también su camino hacia un futuro más sostenible y resiliente al fuego. Haciendo casi una reducción al absurdo, nadie proyectó o construyó un edificio para que se quemase, pues algo sostenible debe tener vocación de permanencia y re-usabilidad, además que las pérdidas sociales, medioambientales y económicas que provoca.

Mientras tanto habrá que resolver los aspectos legislativos. Las discusiones sobre sostenibilidad asumen que el riesgo de incendio lo “resolverá” el Reglamento oportuno, pero hasta ahora la reglamentación solo habla de seguridad contra incendios para asegurar a las personas y bienes, y obvian el medio ambiente como objetivo y guía.

Estamos en un momento en que es imprescindible invertir en infraestructuras de calidad, fiables, sostenibles y resilientes. Los edificios verdes son el paradigma para atender las necesidades humanas, y persistir y adaptarse a los retos futuros. Un edificio carente de resiliencia al fuego no puede cumplir su misión para las generaciones futuras. Hacer hincapié fundamental en una planificación urbana eficiente pone en evidencia la necesidad de asentamientos humanos sostenibles y edificios resilientes, todo ello claramente reflejado en algunos de los ODS de 2015.

En España, los incendios en edificios, y su cada día mayor magnitud y frecuencia, hacen que en la construcción sea crucial apostar por construcción resiliente al fuego, especialmente acompañando a la “Renovation Wave”. Es decir, aprovechar la ingente cantidad de fondos europeos para la rehabilitación de los edificios, sin olvidar hacerlos más resistentes al fuego.

Un edificio verde está pensado y destinado a un consumo y producción de recursos responsables, reduciendo energía, emisiones y el agotamiento de materiales, fomentando el reciclado y la reutilización. Un edificio no resiliente al fuego creará un considerable desperdicio de materiales, así como contaminación aérea, de suelo y acuíferos, y su reconstrucción empleará unos materiales finitos de los que ya notamos su escasez.

Un papel importante en todo esto lo juegan las compañías aseguradoras, que tendrán que poner sus condiciones en los contratos para evitar al edificio -y a sus ocupantes, y a la sociedad en general- de unos riesgos perfectamente evitables. Entre estos riesgos, en los últimos tiempos está tomando una especial relevancia el uso sistemas fotovoltaicos en las cubiertas, además de la propagación de incendios por fachadas en edificios en altura, o que tienen un uso que deba tener especiales condiciones para su evacuación, o el acceso de los bomberos.

En definitiva, los profesionales que trabajamos en la protección contra incendios debemos trasladar un ideario, y unos objetivos para avanzar en el desarrollo sostenible, “verde” y seguro frente al fuego de los edificios. Para ello se deben cumplir las siguientes premisas:

  • Reflejar el carácter polifacético de la sostenibilidad en las reglamentaciones nacionales de construcción mediante una mayor ambición en la seguridad contra incendios.
  • Aprovechar el gran potencial de las tecnologías verdes de manera no comprometedora y segura contra el fuego.
  • Avanzar en el entendimiento de los incendios, como en el caso de instalaciones fotovoltaicas, desarrollando ensayos adecuados. Mientras, aplicar principio de prudencia y evitar aislamientos combustibles.
  • Sensibilizar a los ciudadanos y a todas las partes interesadas sobre la dinámica y la relación entre la sostenibilidad y la seguridad contra incendios, es decir, para la “toma de decisión” debe haber información suficiente y contrastada.
  • Minimizar el riesgo en base a ser más ambiciosos que la actual reglamentación.

Como resumen, que garantizar la prosperidad, la protección del medioambiente y la cohesión social, no sean solo “frases adecuadas” dentro de la Estrategia de Desarrollo Sostenible de la UE.

 

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